miércoles, 11 de junio de 2008

Revisionismo histórico y liberación.

(Nota aparecida en “Militancia peronista para la liberación” Nº 3, 28 de junio de 1973)

El revisionismo histórico ha superado totalmente la dimensión de su origen. Ya no se trata de una corriente histórica nacionalista que busque invertir el eje de nuestro proceso a partir de Rosas, sino que se asume como el estado de conciencia histórica colectiva de los argentinos. Más concretamente de su pueblo peronista. Los condenados de la tierra, los descamisados, se aproximan a la victoria final en un proceso revolucionario cada vez más desarrollado. Este asume formas de guerra popular y va generando un instrumento que no sólo concientiza sino que a la vez sirve para mostrar ciclos “cerrados” de nuestro pasado que analógicamente sirven a la lucha de masas. De esta surge la línea San Martín- Rosas-Montoneros-Perón que condiciona y reactúa sobre toda la producción intelectual revisionista.
El revisionismo, por otra parte ha modificado substancialmente la concepción liberal-desarrollista de los sectores medios, colaborando a su nacionalización, es decir a no pensar abstractamente, sino a ubicarse como seres politizados de un país semi-colonial que se encuentra, a su vez, dentro del la estructura del Tercer Mundo.
La revisión de la historia argentina, avanza de hecho y teóricamente muy aceleradamente. La historia la escriben las clases vencedoras, es por eso que la historiografía se está nutriendo de aquellas formas de guerra popular que el pueblo va desplegando a través de una lucha, en la cual las configuraciones se van sedimentando cada vez más rápido.
El revisionismo histórico de liberación popular, instrumental, y por ello mucho más científico en tanto ciencia humano y no “exacta”, tiene el porvenir del Continente, el de la Patria Grande, y el del Tercer Mundo. Frente a él las concepciones liberales y el desarrollismo y aún el antiguo revisionismo, cada vez más reaccionario, antipopular y mitrista quedan totalmente marginados del proceso histórico.
No existe, por otra parte antinomia entre investigación documental y revisionismo histórico. Por el contrario, es el revisionismo el que ha abierto campos inéditos documentales. Pero no se ha limitado a repetir archivos. Ha hecho interpretación política, porque política es la dimensión originaria de nuestra historia. Y porque el pueblo necesita que la historiografía revisionista le de experiencia imposible, o sea pautas para romper el cerco colonial que impide la liberación nacional.
El revisionismo coloca al Pueblo como protagonista de su Historia. El pueblo en lucha contra el colonialismo y sus agentes locales. Las guerras civiles de nuestra historia aparecen de ese modo como verdaderas guerras de liberación contra la oligarquía y las potencias europeas.
En esta perspectiva el caudillo aparece en el revisionismo como una categoría histórico política fundamental, síntesis y expresión del pueblo montonero, que no puede ser estudiado con los métodos biográficos liberales.
Desde ya la historia argentina se revela par el revisionismo como lucha. Como una lucha que sólo terminará como bien decía Facundo, cuando “un partido entierre al otro para siempre”.

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